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“Es preferible imposibilidad verosímil a posibilidad increíble”. Aristóteles, ‘Poética’


En su tratado sobre el arte verbal o 'poiesis', Aristóteles incidía en la condición de la 'verosimilitud' de toda obra. La excelencia en la obra creativa verbal se debía basar en una estructuración formal y lógica que garantizara la capacidad de ser percibida esta como verosímil. De ahí que el estagirita pusiera el acento en que era preferible algo imposible pero creíble a algo que pudiera ser posible pero nunca creíble. En ese tiempo, se entendía que el arte y la literatura poseían una función psicosocial relevante, que podríamos resumir en la búsqueda de una 'elevación' moral del individuo y la sociedad. Determinadas interpretaciones posteriores (desde los retóricos medievales a los marxistas) tergiversaron estos y otros conceptos básicos, como el de 'mimesis' o imitación, para ponerlos al servicio de sus respectivas maquinarias ideológicas de control social.


El impecable programa de Jordi Évole y su equipo sobre el 23F me devolvió, cual magdalena que lleva a Proust a su infancia, a los años universitarios de comienzos de los 90. Una de las primeras decepciones que sufrí con respecto a la persona que entonces consideraba mi maestro (en el sentido griego del término) se produjo durante una nocturna conversación en torno al 23F con aquel veterano militante comunista, representante de la ortodoxia marxista irredenta y combativa. “El rey salvó mi vida aquella noche”, nos espetó a los sorprendidos jóvenes que compartíamos velada. Aquella caída del caballo paulina me hizo ver en toda su dimensión cómo el pensamiento marxista, jerarquizado, materialista y supuestamente científico, era capaz de sepultar hasta la más grande de las inteligencias en su lógica superviviente de atenerse a la siempre solicitada 'versión oficial'. En este caso, la de que, gracias a gente como Carrillo, Felipe, Suárez, Fraga o el Borbón, se salvó a España de una nueva tragedia, esa noche y muchas otras durante toda la llamada transición democrática.


La excelsa facturación técnica y guionización del 'Operación Palace' (era la primera vez que veía 'Salvados', por cierto, no es un programa que me interese especialmente, prefiero leer a Dickens si se trata de denunciar con elegancia la injusticia social) me trajeron esa sensación de déja vu cada vez más presente en todo. El programa fue una obra redonda que respondía por completo a la dicotomía aristotélica. Era perfectamente verosímil: su construcción formal interna estaba firmemente engarzada (hasta Garci, hombre de todos los regímenes encajaba a la perfección); y era perfectamente posible: creo que, a estas alturas, ya nadie puede dudar del despotismo pseudoilustrado que ha caracterizado a los políticos españoles de todas las tendencias. Creerse lo allí narrado no solo era una consecuencia lógica, era, de hecho, una obviedad (y el que diga que no cayó, aparte de ser el pesado hipócrita que siempre en clase decía lo de “pero, por favor, ¡si yo ya sabía quiénes eran los reyes magos desde hace años!”, es un pésimo interprete de textos, ficcionales o no).


Y una inquietante conclusión: ¿a qué vino ese gesto wellsiano? ¿Simplemente para esa estúpida advertencia final –lo peor del programa- de moraleja déspota diciéndole al populacho: “¡Cuidado! No te creas todo lo que te dicen y menos si es en la tele”? ¿O es que lo que se contó era, realmente, la verdad –literaturizada- y así debemos entenderlo? ¿O también debemos creer que fue la firme voluntad popular la que ha hecho que Ucrania camine hacia la democracia, es decir, preferir pagar tu 'protección' a la mafia de Bruselas en vez de a la de Moscú, y no ese viaje relámpago y 'definitivo' de los ministros de la UE la mañana del jueves 20 que hizo que, 'milagrosamente', el dictador pasara en 24 horas de tener plenos poderes para desplegar francotiradores a parecer el gran Lebowski huyendo de sus perseguidores? Por mi parte, seguiré creyendo firmemente en que Batman ha contribuido más a la democracia española que cualquiera de los políticos antes citados.

Escucha recomendada para la lectura: Siniestro Total “Pueblos del mundo…entinguíos”