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Historia musical del cine español

La proyección de ‘La noche de Walpurgis’, de León Klimovsky, interpretada por uno de los iconos del cine de “fantaterror”, el actor español Paul Naschy, finaliza esta semana el ciclo de películas cuya banda sonora compuso Antón García Abril y que ha programado Filmoteca Canaria entre junio y julio. El pase de la película tendrá lugar el jueves 17 de julio, a las 20:30 horas, en el lagunero Aguere Espacio Cultural.

"Para mí no existe el 'opus ultimum', siempre hay una obra más en mi cabeza", decía Antón García Abril (Teruel, 1933) con motivo de su 80 aniversario. A este importante compositor dedica Filmoteca Canaria un ciclo que ha proyectado películas con algunas de las mejores bandas sonoras que compuso para importantes directores, entre las que figuran 'Gary Cooper que estás en los cielos’, de Pilar Miró;  ‘Los santos inocentes’, de Mario Camus;  ‘El crimen de Cuenca’, de Pilar Miró; y ‘La noche del terror ciego’, de Amando de Osorio.

'La noche de Walpurgis', de León Klimovsky, pondrá el broche final a este ciclo, película que protagoniza uno de los más famosos intérpretes del hombre lobo: Paul Naschy, quien ha realizado este papel en numerosas ocasiones a partir de 1968.

La película, rodada en 1971, narra la historia de dos jóvenes universitarias que han estado trabajando en un estudio sobre superstición y magia negra, y que creen haber localizado la tumba de la condesa Wandesa Darvula de Nadasdy, la terrible adoradora del Diablo. Las dos jóvenes viajan al norte de Francia en busca de la tumba, pero se pierden en un bosque, con fatales consecuencias.

Un nombre en el olvido

La historia de la música de cine en España es también la de sus olvidos; son muchos los espectadores que recuerdan la sintonía de series de televisión como 'El hombre y la tierra''Fortunata y Jacinta', 'Ramón y Cajal' o 'Anillos de oro', pero muy pocos los que recuerdan el nombre del compositor de todas ellas: Antón García Abril, que ha sido distinguido con el Fimucité Adward en la reciente edición del Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife.

El caso de García Abril, uno de los principales exponentes del sinfonismo cinematográfico en nuestro país, no es un hecho aislado, pero sí especialmente destacable.

Es por eso que la Filmoteca Canaria, en colaboración con el Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife, FIMUCITÉ, quiere rendirle un homenaje con un ciclo de cine que revisa algunos de los hitos musicales de su extensa carrera como compositor de cine. La obra sinfónica de García Abril es muy variada, y abarca la mayoría de las formas musicales: ópera, obras para orquesta, cantatas, conciertos (violín, piano, guitarra, violonchelo, flauta), música de cámara, destacándose en esta última, sus numerosos ciclos de canciones inspirados en los más célebres poetas españoles.

Entre 1956 y 1994 realizó más de 150 composiciones para el cine y la televisión. En 1982 fue elegido miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y en 2008 fue nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia. Asimismo, es Presidente de Honor de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis. Es Premio Nacional de Música de España y en 2006 recibió el VII Premio Iberoamericano de la Música Tomás Luis de Victoria, considerado el equivalente al Cervantes de la música clásica.

Proyecciones

‘Gary Cooper que estás en los cielos’ (1981) es la película que inauguró el ciclo el jueves 12 de junio, a las 20:30 horas, en Aguere Espacio Cultural. Con guion de Pilar Miró y Antonio Larreta, cuenta la historia de Andrea Soriano (Mercedes Sampietro), una joven y prestigiosa directora de televisión, que tiene que ser operada de urgencia. Profesionalmente ha conseguido el éxito, pero su vida sentimental ha sido un fracaso y se siente sola. En esos momentos de angustia, reflexiona sobre su vida y su relación con los hombres y con su familia. Y no puede evitar evocar al gran amor de su vida: la estrella de Hollywood Gary Cooper.

‘Los santos inocentes’, basada en la novela homónima de Miguel Delibes que retrata la España franquista, fue el segundo título proyectado en este ciclo el 19 de junio.  Durante la década de los sesenta, una familia de campesinos vive miserablemente en un cortijo extremeño bajo  la férula del terrateniente. Su vida es renuncia, sacrificio y obediencia. Su destino está marcado, a no ser que  algún acontecimiento imprevisto les permita romper sus cadenas. Los actores Francisco Rabal y Alfredo Landa obtuvieron el premio al mejor actor ex aequo en el Festival de Cannes de 1984.

La siguiente película que se proyectó fue ‘El crimen de Cuenca’, el 3 de julio, basada en hechos reales. En 1913, Gregorio Valero Contreras y León Sánchez Gascón, amigos y vecinos de Osa de La Vega (Cuenca) son detenidos como autores de la muerte de José María Grimaldos López, pastor de oficio y compañero de los anteriores. El pueblo les acusa, incluso la mujer de Gregorio reúne pruebas contra ellos. Los dos hombres confiesan el crimen después de ser sometidos a torturas. Son juzgados en 1918 y condenados a dieciocho años de cárcel.

El caso del crimen de Cuenca pasó a la historia como uno de los mayores errores judiciales y fue utilizado por la prensa de la época para cuestionar el sistema, el jurado popular y los métodos de la Guardia Civil. La película sobre el caso fue la única prohibida en democracia y su directora, Pilar Miró, objeto de un proceso militar.

El pase de 'La noche del terror ciego', contó el pasado 10 de julio con la asistencia del compositor Antón García Abril y Lone Fleming, la actriz principal de la película. Dirigida por Armando de Osorio en 1971, está inscrita dentro del género llamado “fantaterror” popular en la década de los 70 del siglo pasado. El filme narra las desventuras de un grupo de chicos y chicas que se topan con una antigua maldición en un pueblo medieval abandonado. El éxito conseguido en su momento dio lugar a una saga, titulada 'Los templarios ciegos', cuyas siguientes entregas fueron ‘El ataque de los muertos sin ojos’ y ‘La noche de las gaviotas’.

En ella, Bette llega a Lisboa por motivos de trabajo, donde encuentra a Virginia, antigua compañera de internado, la cual está acompañada por Roger. Los tres deciden pasar unos días en un parador de turismo. Viajan en un pintoresco tren y pronto se despiertan los celos entre las dos amigas. Virginia decide bajarse del tren y llega a un pueblo desierto presidido por una abadía. Se acomoda en una de las casas y se dispone a dormir, cuando empiezan a ocurrir cosas extrañas y terribles. Mientras tanto Roger y Bette han pasando la noche en el parador y están intranquilos por su amiga y salen en su busca.

Las sesiones forman parte de un ciclo organizado en colaboración con el Festival Internacional de Música de Cine (Fimucité).