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Crónica del concierto de Aerosmith en Tenerife

Crónica del concierto de Aerosmith en Tenerife

Bajo los acordes del Carmina Burana y mostrando en las pantallas un apoteósico resumen de la historia de Aerosmith, nos damos cuenta enseguida de que estamos ante el principio de un adiós definitivo. Esta gira que acababa en Tenerife su gira europea ya tenía visos de ser emocionante pero lo que se vivió en Heliodoro fue mucho más allá.

No llegamos a tiempo para ver a Simón Salinas, primero de los teloneros, pero sí que vimos enterito el repertorio que la recuperada banda, La Pista Búlgara, ofreció para entretener a los asistentes. Un set impecable, directo y sustancioso en el que no faltaron sus buenos hits como los vitoreados ’6.A.M’ o ‘Fiesta’. Muy chulos, La Pista suena como nunca.

Pero la gente esperaba a Aerosmith y eso es lo que puntualmente tuvimos en el estadio del Tenerife. ‘Let the music do the talking’ y ‘Toys in the Attic’ fueron de las primeras del repertorio, tal y como la banda estadounidense suele abrir los conciertos de este Aerovederci-Baby!. Con un Steven Tyler en plena forma, con su inseparable pie de micro a modo de cetro, sabiéndose un monarca del rock y que solo abandonaba para hacer alguna pirueta y en ocasiones para arrastrarse por los suelos. 

Un coreadísimo ‘Love in an elevator’ ponía las pilas al público que con ‘Living on the edge’ ya estaba desatado. Apabullante la demostración de energía de una banda que lleva en los escenarios desde los años setenta, pura actitud en una tercera juventud que parece inagotable.

El rock es así

Cierto es que el sonido no ayudó demasiado, pero el rock es así, como el fútbol. La voz de Tyler es impecable y Buck Johnson hace un trabajo espectacular echándole una mano en los coros más complicados además de ejercer intachablemente su labor de teclista de rock. Sin duda uno de los pilares imprescindibles para que los chicos de Boston suenen como lo hicieron.

 

El Heliodoro bailando ‘Rag doll’ será una de esas escenas difíciles de olvidar, con un Joe ’fucking’ Perry totalmente inspirado y un Brad Whitford en extasis constante. Pasándesolo pipa, riéndose a carcajadas, estos abuelos saben perfectamente que esta será de las pocas oportunidades que van quedando para cumplir con el merecido descanso del guerrero.

Tras la elegancia de un enorme ‘Falling in Love (Is Hard on the Knees)’, Aerosmith concedió un reposo a Tyler, y el propio Perry se atrevió con ‘Oh well’ de Fleetwood Mac que engarzaron con ‘Stop messing around’ también de esta misma banda, pero con Tyler a la armónica y finalmente sumándose a la voz. Un festival de solos y de riffs que estallaría con la tranquilidad y la sensatez con la que interpretaron ‘Janie’s got a gun’ y que llevarían al climax tras añadir un ‘Chip away the stone’ que sonó más vieja que nunca, con un Tom Hamilton más bailón que nunca y que a lo largo del concierto incluso se atrevió a sacar el bajo a la pasarela.

Momento de sombrerito prestado desde el público para Tyler y balada para la afición. El ‘I don’t want to miss a thing’ fue de los temas más aplaudidos y vitoreados de la noche, seguido de cerca por una nueva versión, esta vez el ‘Come Together’ de The Beatles que a manos de Aerosmith suena despampanante y que empataron con ‘Sweet emotion’ en una descarga de rock brutal y descarnada. 

Pensábamos que ya lo habíamos visto todo cuando empezaron a sonar los tambores de Joey Kramer, el batería sigue conservando la fuerza y la actitud de antaño y toca como si tuviera 19 años, comenzaba ‘Eat the rich’ un tema que la banda no suele tocar tan habitualmente como debiera durante esta gira y que enloqueció al personal. Y para no desfallecer, sonaron los primeros cuatro acordes de ‘Cryin’’coreado por un público emocionado y ya totalmente entregado.
‘Dude (Looks like a Lady)’, interpretado como una locomotora, despedía momentáneamente una última parte del concierto vibrante y agotadora en la que Tyler no dudó en bromear en castellano. -“¡Qué coño pasa aquí!” - “¡El tío de la guitarra!”, y por supuesto el clásico peloteo obligatorio en estas ocasiones, ‘Tenerife number one’ y tal.

Para los bises dejaron ‘Dream On’, un tema para el que contaron con un piano de cola sobre la pasarela y al que Tyler le dio un buen repaso. Seguramente será la fotografía más recordada del concierto, y no solo porque el mismísimo Perry se subiera a tocar encima con su guitarra luciendo una camiseta del Club Deportivo Tenerife, la brillante ejecución del tema en completa armonía con el público produjo uno de esos emocionantes momentos de comunión. Indescriptible. Pero aún así la gente pedía más y con la última de sus versiones, el ’Mother Popcorn’ de James Brown con una excitante y bailadísma lección de funk se fue vislumbrando el final de este encuentro. ‘Walk this way’ despedía de forma monumental, entre chorros de humo y confeti, un concierto que a muchos nos supo a poco.

Vivir un directo de Aerosmith es una experiencia que puede ser muy divertida e impactante para quienes no conozcan de cerca la trayectoria del grupo, pero mil veces más emocionante para quienes hemos seguido a la banda en algún momento de su historia. El directo de Aerosmith es impresionante. La crudeza del rock en su caso es de una honestidad arrolladora, muy por encima del espectáculo de luces y fuegos artificiales que muchas de las bandas dinosaurias coetáneas de este grupo utilizan vilmente para cautivar a los asistentes. Lo de Aerosmith es una lección de saber envejecer.