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En El Búho me colé

Debo confesar que se me hizo un poco tarde, pensando eso de que los músicos nunca son puntuales, y vine llegando al Búho para el último tercio del primer pase. La gente se salía por la puerta y tuve que esperar al descanso para deslizarme dentro y hacerme un hueco entre el público prieto.

Por el par de canciones que tuve que escuchar desde fuera ya se oía que allí dentro aquello era una fiesta, lo que se dice un verdadero tributo a Mecano no solo por parte del grupo sino, y sobre todo, por parte del público. Incluso los que estaban fuera, esperando como yo a ver si se abría un paso para poder colarse, cantaban a media voz los singles-súper-hits que iban saliendo por la puerta uno tras otro y miraban hacia adentro lánguidamente deseando entrar. Y en lo que llegaba el descanso se formó una larga cola de devotos.

Ya dentro para el segundo pase, apretados y con calor, la impresión fue la misma pero más intensa. Todos dándolo todo, la cantante dejándose la voz y animando al público que respondía como un reloj. Barco a Venus no son imitadores de Mecano. Hacen sus versiones con otro sonido; menos protagonismo de los teclados, un poco más de guitarreo y una voz potente, mucho más grave que la de la Torroja.  Eso sí, los tempos y los esquemas respetados al milímetro, igual que los solos más reconocibles: los sonidos podrán ser distintos, pero las canciones son las que son, las que el público quiere escuchar para saltar y corear como si no hubiera un mañana.

Crónica del concierto de Barco a Venus
(Tributo a Mecano), 9 de agosto en el Búho Club (La Laguna) por Río Ramos

Foto: Jesús Bilbao