Jairo Zavala (Madrid, 1973) sigue traspasando límites y rompiendo fronteras en un interminable viaje musical, Depedro, con el que invoca a la esperanza y a asumir 'el riesgo de vivir'. Escoltado por un dúo instrumental de lujo, Lucas Álvarez de Toledo y Andrés Litwin, el músico madrileño irrumpió este sábado en el Búho Club de La Laguna con una actuación sincera, cargada de matices y emociones, muy humana, con la que de nuevo la cultura venció al narcótico futbolístico.

Precedidos por una entretenida puesta en escena del cantautor Julio Unikornio, ante más de 150 asistentes, los siempre eclécticos acordes del proyecto musical de Zavala dejaron un sedimento de admiración y respeto por su actitud vital, por la seriedad y perfección con que toca la guitarra y una voz hipnótica.

El  concierto del Búho Club (segunda visita del músico este 2014) se prometía memorable y lo fue. Daba gusto presenciar en directo y escuchar su total entrega a 'Llorona' (tampoco faltaron sus personales homenajes a Latinoamérica con 'El pescado' o 'Comanche', quizás pensaría que aquí, por aquello de la tricontinentalidad, serían mejor acogidas), con Lucas Álvarez de Toledo compaginando la guitarra y segundas voces, mientras Andrés Litwin “juega” con la percusión; pero también la sutileza con la que se despidió definitivamente -en su tercer bis- regalando 'Miguelito', en un solo con la guitarra, una delicia para los oídos.

El cantante de Aluche conoce a la perfección sus cualidades musicales, de las que saca partido con maestría hasta el punto de que sabe seducir a todo tipo de público: niños, abuelos, escépticos, críticos, ingenuos, incondicionales, incluso los que no conocían su música o alguno que pasaba por allí se subieron al tren de la euforia Depedro.

Para los asistentes quedará el recuerdo de una noche de emociones, donde una amalgama de estilos musicales locales e internacionales se aliaron en una simbiosis con la lírica cotidiana. Jairo Zavala enfoca la realidad con voluntad optimista a través de canciones como 'Nubes de papel', 'Hombre bueno' o 'Chilla que tiemble'; pero también desnuda su mirada interior con 'Tu mediodía' o 'Te sigo soñando'. Postales de un viaje con el que Depedro sigue dando pasos adelante.