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“A mí lo que me gusta es cantar”

Humildad, naturalidad y honradez son los calificativos que se pueden atribuir a Celso Albelo (La Laguna, 1976) un hombre con gran talento musical entregado por completo a su profesión. Tenor lírico, su voz ha sido aplaudida en escenarios de todo el mundo y ha interpretado los principales papeles del repertorio. Sin embargo, lo mundano se convierte en prioritario para este cantante asentado en la primera división de la lírica. Por ello, estará este domingo 8 de enero compartiendo con el público del Teatro Leal un concierto con finalidad benéfica, ayudar al niño Erik Manuel Cabrera Jiménez en su lucha contra la leucemia y a la Asociación Down Tenerife Trisómicos 21, en su opinión, una de sus obligaciones como artista.

Quién le hubiera dicho hace unos años a este estudiante de Historia del Arte que empezó a cantar en la tuna universitaria por diversión que acabaría pasando a la historia al tener que regalar varios bises en los templos operísticos más exigentes.

LAGENDA.- Visitas el Teatro Leal de La Laguna para ofrecer un recital después de triunfar en Francia con el papel de Arnold en 'Guillaume Tell', que abordaste por primera vez. En una carrera como la de un cantante lírico de primer nivel, ¿qué importancia tienen este tipo de paradas de menor formato para reencontrarse con el hogar?

CELSO ALBELO.- Pues para mí es fundamental por varias razones. La primera, porque canto en la ciudad que me vio crecer y que de alguna manera ha contribuido a lo que soy hoy en día. Y segundo, cada uno tiene sus creencias y muchas veces la gente me dice que tengo un don. Como he podido disfrutar de este don, me siento en la obligación de poder ayudar con él a personas y a instituciones, en este caso, que lo necesitan y que cumplen una labor para mi fundamental. Este binomio es fundamental para mí y me hace sentir bien. Cuando Tomás [López-Perea, gerente del Organismo Autónomo de Música (OAD) del Ayuntamiento de La Laguna] se puso en contacto conmigo porque quería que fuese al Leal, le comenté que estaría encantado pero le planteé como condición poder hacerlo para ayudar a la gente, porque al fin y al cabo mi carrera la hago fuera. Este tipo de cosas es fundamental para mí y me hace sentir bien, y espero que por lo menos una vez al año se pueda instaurar, si no siempre conmigo, si como una especie de concierto anual donde los amigos de Celos podamos cantar en el teatro de mi ciudad y con el dinero recaudado se pueda ayudar a gente que realmente lo necesita.

L.- Nos gustaría volver a ver en la Isla el proyecto 'Tres tenores canarios', pero teniendo en cuenta que tanto las carreras de Jorge (de León, tenor 'spinto' dramático) y Pancho (Francisco Corujo, tenor lírico puro) como la tuya siguen subiendo sin pausa, parece que será muy complicado. ¿Podría ser es una una buena ocasión para repetirlo?

C.A.- Sería muy interesante que si se dan todas las condiciones, porque claro, no solo se trata de las agendas de cada uno sino también de las condiciones en lo que respecta a infraestructura de producción que necesita un evento anual de este tipo.

L.- Estarás acompañado al piano por Juan Francisco Parra y entendemos que hará un repertorio belcantista, teniendo en cuenta tu estilo o registro. ¿Hay alguna obra en particular a la que le tengas especial cariño o que destaques por tener un significado especial?

C.A.- La verdad es que las obras todas tienen un significado especial porque cada pedacito de romanza, de aria o de canción que hago siempre está ligada a una vivencia personal, porque son muchas veces las que la he cantado, son muchas horas de estudio, muchas horas en diferentes teatros y escenarios... claro, siempre hay anécdotas. ¿Qué dedo de la mano me corto que no me duela? [ríe] Si te digo una, dejo la otra y podría estar horas hablando de anécdotas [ríe] y no te quiero cansar.

L.- Te diste a conocer de la mano de Leo Nucci con el Duque de Mantua de 'Rigoletto' (Verdi) en Busseto hace unos nueve años. Si tuvieras que volver a hacer este rol en este momento de tu carrera, ¿qué diferencias habría con respecto al primero? ¿Cómo lo abordarías?

C.A.-De hecho, creo que es una de las obras que más he cantado. Entonces no te podría responder. Obviamente hay cambios de cuando la hago ahora a cuando la hice por primera vez. Pero no solo porque sepa más o la he estudiado más sino porque en casi 10 años cambia una persona en ciertas cosas, en la manera de entender todo. Es normal que también suceda con las obras. Hay algunas cosas que hago diferente, pero eso es lo bonito de la ópera, que los roles, mientras los puedas seguir cantando durante toda tu vida, van evolucionando contigo por tus vivencias personas, porque maduras como personas y como intérprete. Yo creo que es uno de los secretos de la ópera, los intérpretes en este caso mantenemos vivas las interpretaciones por este hecho.

L.- Bueno, y si empezamos a nombrar todos los escenarios donde has actuado y los papeles que has cantado desde tu salto a la primera línea en 2006... Más allá de la música, ¿dónde se come mejor?

C.A.-Siempre echo de menos los huevos fritura papas de mi madre [ríe]. Mira que he estado en muchos lugares. En Italia, donde la gente se piensa que solo hay pizza y pasta, tienen una cocina muy rica, una cosa brutal donde se come muy bien. En España, qué te voy a contar en España. Luego, la idiosincrasia canaria a la hora de comer. Con respecto a la cocina francesa, no es un secreto su excelencia. Me encanta la comida japonesa... El problema no es la comida, sino que yo soy muy bueno de boca. Pero siempre echo de menos la fritura de huevos y papas que me hacía mi madre.

L.- En este mundo de la lírica y la música clásica acuciado por la crisis y la pérdida de público hay productores arriesgados que ofrecen montajes innovadores y rompedores para llegar a nueva audiencias (la música y el texto siguen siendo los mismos que se interpretaban décadas y siglos atrás). ¿Crees que se está haciendo lo suficiente o lo correcto para sostener el género?

C.A.- Pues no lo sé. Lo que sí te puedo decir es que siempre ha habido momentos complicados y siempre la cultura ha salido a flote. Suelo poner un ejemplo que es muy gráfico. Cuando en alta mar hay una gran tormenta y los marineros son inexpertos, lo primero que hacen es ponerse nerviosos y si tienen la brújula a mano la tiran para poder pasar la tormenta. Y cuando pasa la tormenta, dónde vas si no tienes la brújula. Entonces, es un momento en el que todos tenemos que mantener la calma y si la cultura, con “c” mayúscula, puede parecer un gasto de tiempo y dinero no es así porque al fin y al cabo es de donde realmente se nutre el ser humano. Lo que ocurre es que es complicado cuando empiezan a faltar necesidades básicas. Pero no podemos tirar la brújula por la borda ahora porque ya lo dijo Hemingway: le preguntaron “¿destinamos todo el dinero de la cultura para la guerra?” Y el dijo “sí, bueno, y entonces para qué hacemos la guerra si cerramos los cines, los teatros y los auditorios”.

L.- Después de este recital en el Leal, te veremos pronto en la isla para participar en la producción de 'Anna Bolena' de Donizzeti de la temporada de ópera de Tenerife con Mariella Devia. ¿Hasta cuándo tienes compromisos cerrados?

C.A.- He cantado varias veces con ella, le tengo una admiración absoluta. Es una obra que interpreto primero en Viena con Anna Netrebko y luego la canto en Tenerife con Mariella Devia, dos personalidades muy notorias del mundo de la lírica. Tengo cosas habladas hasta el 2020, quizás sea un poco excesivo, pero tiempo para decir que no siempre hay. En las últimas entrevistas he dicho que el único teatro importante de los grandes –he cantado en la Scala, en Viena, en Venecia, en el Royal Albert Hall, en Berlín, en Munich...– el que me falta es el Metropolitan de Nueva York pero en febrero de 2016 debutaré allí, con lo cual estoy muy contento de que se cierre mi primer ciclo de grandes escenarios.

L.- En las entrevistas también sueles decir que ya has visto cumplido tu sueño de poder hacer lo que le gusta y cobrar por ello recorriendo el mundo. Aun así sigues teniendo retos nuevos e ilusiones...

C.A.- El día que yo pierda la ilusión por esto es muy probable que deje de cantar. Una de las ventajas que tengo es que me encanta cantar, disfruto cantando. Mientras tenga esa ilusión, esas ganas y sienta esto, me seguiré considerando un privilegiado. Pero más allá del Metropolitan me hace ilusión por eso mismo, porque uno cuando empieza a estudiar piensa en la Scala de Milán o en Viena, donde ya canté, pero después de haber trabando en todos estos sitios he llegado a la conclusión de que a mí lo que me gusta es cantar y cuando vaya el día 8 y cante en el Teatro Leal con un piano en vez de con la gran orquesta me lo pasaré igual de bien y la entrega será la misma si no más porque tengo el disco duro así y disfruto mucho de ello. Me sale de manera natural y no tiene mérito porque no sé hacerlo de otra manera.