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Cronica Keroxen 26 oct y 2 nov 2019

Keroxen 2019 - Arranca y acelera

A estas alturas del cuento podemos decir que la presente edición de Keroxen va sobre ruedas.

Con las dos primeras citas ya cumplidas y resueltas con buena nota, es de esperar que el festival siga rodando como una apisonadora con su propia inercia hasta alcanzar su clímax el próximo 30 de noviembre, hasta entonces nos esperan dos citas más para el fin de semana del 15 y el 16 de noviembre.

De momento, y como era de esperar, hemos vivido mucho y buen Keroxen, grandes e inolvidables momentos, propuestas inesperadas y sorpresas de calidad tanto a nivel musical como visual.

Las exuberantes proyecciones con las que la gigantesca pantalla de bidones arropa, y abraza, tanto a los artistas invitados como al público asistente han vuelto a dejarnos boquiabiertos. Creatividad inconmensurable y placer visual que sintonizan a la perfección con lo que se cuece sobre el escenario.

26 de octubre

Alba G. Corral fue la encargada de iluminar e ilustrar la música de la chelista islandesa Björt Rúnarsdóttir (Rúnars) como inicio perfecto a esta nueva edición del festival. Ambientación viajera y atmósferas de ensueño en una sintonía de espera ideal para calmar los ánimos y crear expectación. Sonidos balcánicos y mediterráneos, pero también folclores deslocalizados y anacrónicos, en ocasiones tan alienígenas como deslumbrantes.

El Circular Ensemble de Samuel Aguilar nos transportó alrededor de El Tanque con una demoledora pieza fundamentada en el espacio y el sonido, en la reverberación y vibración del propio depósito de combustible que hace de sede del festival y en el movimiento del propio público que se dejaba arrastrar por los sonidos que llegaban desde los diferentes puntos del perímetro en los que se situaban los y las intérpretes. Trombones, trompetas, saxos y tubas buscándose entre ellos, dialogando, a veces a lo lejos y otras de tú a tú.

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Con Los Pirañas, la popular banda colombiana de cumbia psicodélica, continuó la experiencia underground, sumando en esta ocasión a quienes ya teníamos ganas de bailar. Con un sonido más que peculiar y personal, su puesta en escena es básica y cercana, su directo es espectacular. En Keroxen dejaron parte de su 'Historia Natural' con ritmos tradicionales con los que saben cómo romper, resquebrajar, innovar y no por ello dejar de hacer bailar sin piedad a un público que se movió al son de sus a veces lentos y en ocasiones frenéticos bits por minuto.

La jornada en el interior del recinto acabó con la despampanante electrónica de la polaca Ewa Justka. Hardcore sensorial con texturas imposibles, prácticamente irreconocibles por novedosas, pero apasionadamente sugerentes.

La búsqueda constante de una densidad musical en plena armonía entre lo abstacto y lo concreto marcó el final de esta jornada en el Tanque que también estuvo protagonizada por las visuales del mimético Vj Ovideo, capaz de traducir lo que suena en solventes representaciones visuales. El fin de fiesta nos llevó al O-Club donde se desarrolló la fiesta de bienvenida a este Keroxen 2019.

2 de noviembre

La experiencia 'Cosmosis' de In-Drift, que combina la danza derviche de Karen van Serai con el chelo de Miguel Jaubert, el hang de Antonio Koppel y las proyecciones orgánicas de Dea Woon Kang, abrió esta segunda jornada dando la bienvenida al público fuera del escenario, en un espacio lateral, y perfecto en el que encontrar ese nexo alternativo en el que coinciden la magia de las músicas minimalistas y la ambientación exótica. Una entrada de lujo para magnificar una atmósfera que continuó, bajo el escenario principal, con el Drum Quintet en el que cinco percusionistas mostraban con habilidad y virtuosismo cadencias tan calculadas como aparentemente desvinculadas. Ritmos y desarrollos con las que se mostraban timbres y peculiaridades de esta disciplina.

Eduardo Briganty tomó el escenario principal de Keroxen para desarrollar sus propios escenarios y acontecimientos. Su música ambiental, basada en drones y capas superpuestas de sonidos en los que parece que no cabe una sola nota y de la que sin embargo siguen surgiendo desarrollos inesperados, es no obstante muy fácil de digerir. Un hecho debido en parte a su buen hacer como músico y también a que su repertorio está estructurado en piezas a veces cortas, y otras no demasiado largas, despertando el aplauso después de cada uno de sus temas. La videojockey Fura Vae ilustró con perfecta y comprometida sintonía las atmósferas vibrantes del artista grancanario.

Llegó el turno de The Telescopes, la banda británica nos brindó uno de los espectáculos más poderosos de cuantos hemos vivido en la historia del festival. Aunque se cumplen 30 años de su inolvidable 'Taste', la lisergia de la banda de Stephen Lawrie está más en boga que nunca. Su espectáculo cargado de shoegaze y psicodelia hizo despertar y saltar de sus asientos a un público al que ya le temblaba la patita. Sus drones ruidistas, sus riffs densos y profundos, y sus melodías sencillas y reconocibles, a pesar del explosivo noise con el que colapsan su sonido, no fueron impedimento para que The Telescopes vivieran una intensa comunión sensorial con los keroxenitas. Un show apasionante y visceral en un concierto tribal y decididamente primitivo.

Robert Lippok, miembro fundador de To Rococo Rot, y Lucas Gutiérrez cerraron esta segunda jornada en un alarde de electrónica digital, fría y alemana, perturbadora y consciente. Un espectáculo de baile asegurado sin demasiadas complicaciones pero que aliñaron con texturas frescas y distantes. Capaces de descargar ritmos desincronizados y alocados pasajes para el desenfreno.

Aún nos quedan tres jornadas en este Keroxen 2019, pueden apuntarse a estas próximas citas comprando su entrada con antelación en la web del festival o adquiriéndola directamente en la entrada del espacio cultural santacrucero el mismo día de cada concierto. Moor Mother, Pony Bravo, Los Pirañas Metalizados, Chúpame el Dedo o Cruz Perro Maldito, son sólo algunas de las muchas propuestas que les esperan hasta el 30 de noviembre.