El hilarante retrato de los Cayetanos de este mundo convertido en himno nos reafirma en la idea de que uno, si no el único registro en el que el pop español puede sacar pecho como potencia mundial es el sentido del humor. Siniestro Total, los Nikis, Glutamato Ye-Yé o Aerolíneas Federales, entre otros, fueron en su día pioneros y maestros de la divertida combinación entre guitarrazos y gloriosos chascarrillos. Eso sí, no se crean: algunos todavía no han pillado el chiste.

La comparación de Carolina Durante con Los Nikis parece de lo más obvia. Pero ¿es tan evidente? Los de Algete ganaron fama con El imperio contraataca, una broma geoestratégica que con el paso de los años, unos cuantos, dueños de cortas entendederas, se tomaron en serio; el cuarteto del barrio madrileño de Malasaña ha seguido tirando del hilo de su pelotazo Cayetano, así que en alguna publicación les presentan como un grupo de La Moraleja -adinerada zona residencial en los alrededores de la capital- e incluso algunos ven en ellos una auténtica reivindicación del “pijo way of live". Que se le quitan a una la fe en la humanidad y un poco las ganas de vivir – léase “una” como quien esto escribe y sepan que tiene cierta tendencia a que se le quiten las ganas de todo, también -.

Los propios Carolina Durante han reconocido entre sus influencias a Los Nikis, banda esencial del pop punk nacional que, como venimos diciendo, también sufrieron de interpretaciones erróneas. Así que no parecería necesario, en principio, entrar en profundos análisis y en si son galgos o podencos. Pero sería demasiado simplón dejarlo ahí: Carolina Durante han sido capaces de conectar con un público adolescente rescatando una época que no vivieron, ni los unos ni los otros. Capaces de calentar a una sala al ritmo de una frase y tres acordes y de conectar con el espíritu gamberro y medio faltón con un cruce de cables entre Parálisis Permanente y The Jesus & Mary Chain - otra referencia obvia, ellos mismos lo dejan claro en el vídeo de Cayetano - las influencias van más allá de los citados Los Nikis. Hacen estandarte de la recuperación del rock de guitarras en una época marcada por el autotune y la música urbana y así, entre lo urgente y lo melódico, entre Los Nikis y Él mató a un policía motorizado, los de Malasaña resultan un soplo de aire fresco vivificador y a la vez la sospecha de que no hay nada nuevo bajo el sol, del eterno retorno de lo idéntico. Y mientras una analiza y teclea, pensando en si es cierto aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor, Carolina Durante sigue llenando escenarios por toda España desde una posición incontestable: la de ídolos generacionales. De una generación que no es la nuestra, que ya nos mira por encima del hombro. Pero qué sabrán ellos. Ay.